Ayer domingo llegué de Piura con el sol de la mañana, apestando a ron y con los ojos inyectados en sangre, fruto de la mala noche.
Habíamos quedado en reunirnos con los chicos de Café de Artistas el sábado por la tarde, para darles apoyo moral en la elaboración de su revista. Mi amigo David está encargado del diseño.
Claudia, quien anda por Piura en unas cortas vacaciones, llevó un vinito para amenizar la reunión. La noche se pintaba agradable.
La conversa estuvo rica y fluida, hablamos de películas, de libros, de sexo, de filosofía, de música, los temas de costumbre. Claudia y Sofía expusieron sus respectivas posturas sobre "el golpe" (léase agresión física) en una relación de pareja. Clau decía que le gustaba el golpe (quizás por eso terminamos), y que en su calidad de mujer y drama queen permanecería con gusto en una relación así, tormentosa y sufrida, pues de algún modo bizarro esas cosas le daban emoción a la vida. Por su parte Sofía dijo que ella jamás dejaría que le levantaran la mano y que si su pareja lo hiciera ella inmediatamente se le iba encima y le sacaba la michi (para alguien de metro y medio y treinta kilos resultó siendo de armas tomar) (complejo de napoleón que le dicen)... Eduardo mientras tanto sacaba una melodía japonesa en la guitarra y agradecía mi explicación de la palabra sakura, David frente a la compu cambiaba el orden de algunos textos y de rato en rato participaba contando su experiencia laboral en las salas de denuncias por maltrato (toda mujer golpeada termina volviendo).
La noche avanzaba y hacía calor, Eduardo nos dijo que podíamos abrir las ventanas mientras comentaba que había traido algunas películas que compró en Loja:
Eduardo: Entre las películas que he comprado está Un tranvía llamado deseo.
Yo: Es muy buena... y vieja, Marlon Brando sale recontra chibolo ahí
Sofía: Marlon Brando?!, ese hombre me encantaa!!
Yo: De hecho su papel en esa película debe ser el más sexy de toda su carrera, la película en sí es recontra sensu..
Claudia: ¿¿QUÉÉÉ?? Qué homosexual tu comentario oe...
Yo: No hace ni diez minutos has dicho que te cagabas por Ashley Simpson!!!
Después de discutir un rato más sobre los comentarios homoeróticos de todos aquella noche (y de veces anteriores) decidimos darle trámite a la botella de vino para bajar la temperatura. En esas estábamos cuando llegó Fernando para completar el grupo. Ya más alegres, salimos a comer hamburguesas por ahí... llegamos a un pequeño pub llamado El Cactus, ordenamos, y nos sentamos a disfrutar nuestra carnívora comida en una vereda, los seis, discutiendo un tema tan serio como deprimente, el futuro laboral. El paisaje frente a nosotros, un pampón oscuro y desierto, y el viento cálido de la noche piurana creaban el ambiente propicio para la añoranza de cosas inciertas.
Antes de volver a casa de Eduardo pasamos comprando un Cartavio y Coca-Cola en la clásica bódega de la esquina. Siendo casi las diez de la noche era evidente que la re-diagramación de la revista tendría que esperar otro mes hasta que Eduardo volviera de Loja.
La mezcla mortal realizada por manos expertas fue bebida alegremente por casi todos, Fernando pidió en su lugar una taza de té (como de costumbre). Los temas de conversación ahora se fueron por el lado metafísico, el derecho natural, el pecado, la religión, los duelos a machetazos, y las historias de fantasmas... Hacia el final quedamos en hacer algún viaje con rumbo probable a la playa o acampar cerca de la represa de los Ejidos, aunque en medio de los tragos no quedaron claros el lugar ni la fecha. Embarcamos a todos a sus respectivas casas, Eduardo me invitó a quedarme en la suya. Ya sin gaseosa, le seguimos dando al ron hasta donde nos dió el cuerpo, y a las cuatro y pico de la mañana, cansados de recordar nuestras penas de amor nos fuimos a dormir. Yo, más convencido que nunca que la amistad es lo máximo... eso, y que aún no soy un caso perdido en lo que a socializar se refiere.
Habíamos quedado en reunirnos con los chicos de Café de Artistas el sábado por la tarde, para darles apoyo moral en la elaboración de su revista. Mi amigo David está encargado del diseño.
Claudia, quien anda por Piura en unas cortas vacaciones, llevó un vinito para amenizar la reunión. La noche se pintaba agradable.
La conversa estuvo rica y fluida, hablamos de películas, de libros, de sexo, de filosofía, de música, los temas de costumbre. Claudia y Sofía expusieron sus respectivas posturas sobre "el golpe" (léase agresión física) en una relación de pareja. Clau decía que le gustaba el golpe (quizás por eso terminamos), y que en su calidad de mujer y drama queen permanecería con gusto en una relación así, tormentosa y sufrida, pues de algún modo bizarro esas cosas le daban emoción a la vida. Por su parte Sofía dijo que ella jamás dejaría que le levantaran la mano y que si su pareja lo hiciera ella inmediatamente se le iba encima y le sacaba la michi (para alguien de metro y medio y treinta kilos resultó siendo de armas tomar) (complejo de napoleón que le dicen)... Eduardo mientras tanto sacaba una melodía japonesa en la guitarra y agradecía mi explicación de la palabra sakura, David frente a la compu cambiaba el orden de algunos textos y de rato en rato participaba contando su experiencia laboral en las salas de denuncias por maltrato (toda mujer golpeada termina volviendo).
La noche avanzaba y hacía calor, Eduardo nos dijo que podíamos abrir las ventanas mientras comentaba que había traido algunas películas que compró en Loja:
Eduardo: Entre las películas que he comprado está Un tranvía llamado deseo.
Yo: Es muy buena... y vieja, Marlon Brando sale recontra chibolo ahí
Sofía: Marlon Brando?!, ese hombre me encantaa!!
Yo: De hecho su papel en esa película debe ser el más sexy de toda su carrera, la película en sí es recontra sensu..
Claudia: ¿¿QUÉÉÉ?? Qué homosexual tu comentario oe...
Yo: No hace ni diez minutos has dicho que te cagabas por Ashley Simpson!!!
Después de discutir un rato más sobre los comentarios homoeróticos de todos aquella noche (y de veces anteriores) decidimos darle trámite a la botella de vino para bajar la temperatura. En esas estábamos cuando llegó Fernando para completar el grupo. Ya más alegres, salimos a comer hamburguesas por ahí... llegamos a un pequeño pub llamado El Cactus, ordenamos, y nos sentamos a disfrutar nuestra carnívora comida en una vereda, los seis, discutiendo un tema tan serio como deprimente, el futuro laboral. El paisaje frente a nosotros, un pampón oscuro y desierto, y el viento cálido de la noche piurana creaban el ambiente propicio para la añoranza de cosas inciertas.
Antes de volver a casa de Eduardo pasamos comprando un Cartavio y Coca-Cola en la clásica bódega de la esquina. Siendo casi las diez de la noche era evidente que la re-diagramación de la revista tendría que esperar otro mes hasta que Eduardo volviera de Loja.
La mezcla mortal realizada por manos expertas fue bebida alegremente por casi todos, Fernando pidió en su lugar una taza de té (como de costumbre). Los temas de conversación ahora se fueron por el lado metafísico, el derecho natural, el pecado, la religión, los duelos a machetazos, y las historias de fantasmas... Hacia el final quedamos en hacer algún viaje con rumbo probable a la playa o acampar cerca de la represa de los Ejidos, aunque en medio de los tragos no quedaron claros el lugar ni la fecha. Embarcamos a todos a sus respectivas casas, Eduardo me invitó a quedarme en la suya. Ya sin gaseosa, le seguimos dando al ron hasta donde nos dió el cuerpo, y a las cuatro y pico de la mañana, cansados de recordar nuestras penas de amor nos fuimos a dormir. Yo, más convencido que nunca que la amistad es lo máximo... eso, y que aún no soy un caso perdido en lo que a socializar se refiere.
1 comentario:
jaja, lo más triste de todo es que la de mi amiga/ex no es una mente tan cuadriculada...
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