sábado, enero 02, 2010

La muela del juicio


Año nuevo, ganas renovadas de actualizar el blog. Además, ahora que estaré lejos de la familia y los amigos, será un buen modo de mantenerlos al tanto sin tener que escribir fastidiosos correos grupales.

So, let's begin...

He decidido empezar este nuevo año del modo más masoquista que se me ocurrió: Extirpándome la muela del juicio. Esta mañana fui al dentista para que viera el tremendo cráter que cargo hace un par de años y que me recomendara las medidas a tomar. El muelólogo, en un dos por tres, metió sus manos en mi boca y corroborando la profundidad del hueco y la ausencia de dolor dijo que no era necesario extirparla, que con una curación bastaría. Yo le dije: NO. Sáquela. Si voy a tener que someterme a un procedimiento fastidioso, prefiero que sea para eliminar el problema en vez de tener que lidiar con parches que más adelante puedan fallar. El dentista aceptó, señalando que, efectivamente, la muela del juicio no tenía mayor función y que no habría problema en extirparla. Una, dos, tres dolorosas inyecciones de anestesia y me mandaron a esperar hasta que surtieran efecto. Durante los 5 minutos de espera noté que mi pierna saltaba frenética de arriba a abajo, como siempre que estoy ansioso (o sea, como siempre) y en vista que los nervios no suelen ser buenos compañeros en situaciones así, me relajé sobre el sillón y tomé varias respiraciones profundas hasta que perdí la sensibilidad en la mitad del rostro. Al rato me llamaron a la silla y en menos de un minuto de golpes de cincel, palanqueos y alicateadas ya me había convertido en el gracioso portador de un cachete de dos plazas. La asistente del doctor me entregó mi muela picada antes de que pudiera pedírsela, supongo que será usual el 'souvenir'.

Por el lado positivo: no he sentido ningún cambio en mi juicio, lo que termina de corroborar la inutilidad de esta muela. Lo único que me fastidia es que, si bien no me dolió en el momento, ahora, mientras escribo esto, varias horas después y con el efecto de la anestesia desvaneciéndose, recién siento la pegada, las sacudidas y palanqueadas y me duele como la gran pucta.

¡Que les sirva de ejemplo a mis otras muelas de lo que les puede pasar si las infelices deciden picarse!