martes, enero 11, 2005

Eutanasia animal

Estaba aburrido así que me puse a jugar con los templates y elegí uno nuevo, de todos modos a la vuelta del viaje tentaré crear uno por mi cuenta, uno que se vea bien tanto con el Mozilla como con el Internet Explorer (que por cierto es un asco para visualizar este layout)...

Pasa de la medianoche y estoy sólo en casa, mis viejos están en Piura recogiendo a mi hermana quien se siente bastante enferma (por los síntomas parece una úlcera o algo así).
La casa está en un silencio absoluto. Puedo oir claramente como abajo en el patio los perros corretean de un lado a otro, bueno, sólo dos de ellos. Motta debe estar durmiendo, recostada en su rincón de siempre, del que no se ha movido mucho en los últimos días.
Motta es una perra de 13 años, fue la primera mascota que tuvimos al mudarnos a Sullana, tendría unas semanas de nacida cuando nos la regalaron, era pequeña, cabía en la palma de mi mano y parecía una motita de pelos, de ahí su nombre. Motta en la actualidad presenta una serie de tumores en la zona de las mamas, los cuales hace una semana han empezado a extenderse a una de sus patitas. Tons, le cuesta trabajo caminar, y se la pasa recostada mientras se entretiene viendo a los otros perros... pues... siendo perros.
Mi linda hermana en su calidad de estudiante de veterinaria me preguntó hace un par de días si estaba de acuerdo en que pusieramos a dormir a Motta, después de todo su calidad de vida ya no es la más óptima y lo mejor es evitarle más sufrimiento... respondí de la manera más natural que me fue posible Si ya le toca, pues... ya le toca. Ni modo. A estas alturas del partido no me iba a dejar conmover por algo tan trivial como la muerte de un perro ¿no? ¿hace cuántos años no juego con ella? ¿hace cuánto no la saco a pasear? no, son huevadas.
Hoy pasé la tarde sentado a su lado, rascándole la oreja, hasta que se quedó dormida. Sea cual sea la decisión ojalá que esperen a mi regreso de Lima.

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