jueves, agosto 11, 2005

Estrenándome de crítico

El Caballero y el Dragón (George and the Dragon)

Por el título original de la película se puede deducir, acertadamente, que ésta se relaciona con la historia del legendario San Jorge, de la tradición cristiana. La leyenda, en resumidas cuentas, narra la historia de una princesa que es secuestrada por un temible dragón, el cual la lleva a su lago para devorarla; sin embargo es detenido por un San Jorge recién llegado de las cruzadas, quién lo asesina con su lanza, rescatando así a la princesa, con conversión de cristianos de por medio y alegorías dragón/demonio para darle un trasfondo religioso a la historia; una trama harto conocida, repetida en innumerables cuentos de caballería.

Pero en esta versión -bastante libre- del desconocido director Tom Reeve, se le da un giro a la historia que podría hacer de ésta una película más interesante; sino fuera por la pobrísima realización de la misma. La trama de la película parte de la misma premisa de la leyenda: George (James Purefoy) al volver de las cruzadas y buscando llevar una vida pacífica en el campo, se topa con un pueblo cuya princesa ha desaparecido. George promete al rey devolverle a su hija y sale en búsqueda de la princesa junto al prometido de ésta, Sir Garth (un Patrick Swayze cincuentón, en un papel en el que no termina de encajar). Y es aquí donde empiezan las diferencias; resulta que la tal princesa Lunna (Piper Perabo), quien no es precisamente el “manso corderito” que su prometido asegura que es (ni el que pintan los cuadros que recrean la batalla de San Jorge y el dragón), no parece haber sido secuestrada, sino que ha huido para evitar casarse con Garth a quien no ama. Es durante su huida que es encontrada por el dragón (o dragona, para ser más exactos), que la lleva a su guarida para encargarle el cuidado de su único huevo, pues ella, la dragona, está agonizando. George no tardará mucho en encontrar a la princesa y al huevo, y de ahí en adelante la historia girará en torno al acercamiento entre estos dos personajes y la protección del último dragón.

La película cuenta con unos pocos aciertos, como el ya mencionado giro de la historia original, personajes interesantes (un villano al que se le llega a coger cierto cariño), buenas interpretaciones y algunas alusiones a otras películas, como la pelea de la princesa Lunna con unos bandidos que recuerda mucho a Fiona de “Shreck”, o el momento en que George termina chocando contra un árbol mientras Lunna le grita ¡cuidado con el árbol! en claro homenaje a “George de la selva”.

Pero por lo demás la película resulta lineal y aburrida, con un desarrollo de la historia que es bien predecible, habitual en este tipo de producciones que parecen hechas directamente para la televisión; no aporta nada nuevo a las películas del género fantástico, el de aventura o incluso al de comedia, en el cual se ha de clasificar. La mayoría de gags cómicos no son muy ingeniosos; encontramos desde slapstick, es decir, humor basado en golpes y caídas, muy propio del cine mudo; hasta el humor cliché que abunda en las comedias hollywoodenses y que suele caer en la ridiculez, como en la escena, casi al comienzo de la película, en que un monje en skateboard huye de una multitud enardecida. Finalmente, la animación digital de los dragones es bastante mala para ser una película del 2004, aunque da lo mismo, porque estos aparecen sólo unos cuantos segundos durante todo el film.

La película es, en general, bastante infantil. Por ese motivo podría llegar a ser disfrutada por un público de menor edad; a pesar de que su censura diga que es para mayores de 14 años. La película no contiene escenas muy violentas, tiene un humor simple, final feliz y moraleja ambientalista. Ahora, si lo que pretenden es encontrar batallas épicas espectaculares, héroes memorables, una trama oscura o una comedia que los haga caer del asiento de risa, mejor no pierdan su tiempo; “El Caballero y el Dragón” no colmará esas expectativas.

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