viernes, setiembre 16, 2005

Otro texto descriptivo

Ya que ando en esas de postear mis trabajos de reda, vayamos con el siguiente.
Este es un texto descriptivo que nos pidieron hiciéramos sobre la Av. Sanchez Cerro. Me parece que ya he mencionado dicha avenida en algún post anterior (por ejemplo cuando tuve que dormir en un parque), y ya que me fue decente a la hora de la calificación me animo a exponerlo. Tómenlo como una oportunidad de conocer Piura. Enjoy! (again)

Las caras de la Av. Sánchez Cerro
La avenida Sánchez Cerro yace sobre el rostro de Piura como una cicatriz de mucho tiempo, que permanece ahí, estática, inmóvil e imborrable. La vida fluye sobre ella muy activamente, como si fuese la manifestación del propio espíritu de la avenida, expresándose a través de la gente que la recorre, de los vehículos que la transitan, de su apariencia, de su arquitectura, de los olores y ruidos que la caracterizan; todo esto conforma su compleja personalidad, cambiante en toda su extensión. Y es que la Sánchez Cerro es multifacética.

En su cuadra trece -la que colinda con la Gulman- se nos muestra vil, sucia, desordenada. Es la zona del mercado, de los ceviches de carretilla, del olor a cebolla, a pescado; de la estridente música tropical. Como también es la de los postes orinados, de las verduras en descomposición sobre la pista, de las veredas estrechas, de los perros hurgando en la basura, de asaltantes avezados, de la informalidad, de gente que se habla a gritos, de niños que venden caramelos y de fulanos que se mueren de miedo cuando sacan plata de los bancos que por allí quedan.

Un par de cuadras más allá la hallamos menos violenta, aunque saturada de agencias de transporte; grandes portones metálicos adornando las fachadas de estos locales, atestados en su interior de personas, maletas, encomiendas. Afuera, enjambres de ticos amontonados, en espera de pasajeros; mientras sus chóferes hacen la guardia, leyendo algún periódico, chismoseando con sus colegas o bebiendo emoliente en el carrito de la esquina. A partir de este punto la Sánchez Cerro se hace menos caótica; quizá porque el tránsito de personas es menor que en el área del mercado. Empieza a sentirse un ambiente más urbano. Tras ser interceptada por la Av. Sullana, el ancho de la pista se reduce a la mitad. Las edificaciones lucen menos cargadas y son más altas que las de las cuadras anteriores. En ésta, la cuadra nueve, los rateros parecen ser más tímidos que los del mercado. Sólo te roban si estás distraído y no notas que te están abriendo la mochila.

El comercio de las siguientes cuadras se hace un poco repetitivo, ópticas, ópticas y más ópticas. Chicas en las puertas de las ópticas intentando atraer clientes. Por la pista pasan las combis, una tras otra, recogiendo gente en cada esquina y contaminando el ambiente con humo y ruido, a pesar de los muchos letreros con cornetas tachadas que se colocaron a lo largo de la avenida. Luego la Sánchez Cerro se nos muestra en su faceta light, con un supermercado a un lado de la pista y un edificio del otro lado. Árboles matacojudos adornan las aceras de esta zona. En este lugar todo es más despejado, el cielo parece incluso más luminoso. Aquí el viento sopla con mucha fuerza, como intentando socavar al edifico Atlas desde abajo; esparciendo el agradable aroma, mezcla de panadería y Pinesol, que del supermercado se desprende.

Se hace bohemia al alcanzar la plazuela Merino. Punto de encuentro de pseudo hippies e intelectualoides, de artistas frustrados y de predicadores evangélicos; el local del INC, el museo de arte religioso, la iglesia María Auxiliadora y el Pikky’s le dan el status necesario para hacer este lugar atractivo a cualquier bicho raro que habite en esta ciudad. Las últimas cuadras de la avenida (o las primeras, según desde dónde se vea) son las más tranquilas; las grandes construcciones van dejando paso a un paisaje amplio y relajante. Y es allí, donde nace/muere la Sánchez Cerro, que se entiende que todo en ella funciona en armonía; porque el orden se aprecia mejor donde antes ha habido caos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

esta bueno el lugar para vivir :) jejej

Angel dijo...

Quizá deba dedicarme a la promoción del turismo entonces :)

Mamá de 2 dijo...

Muy buena descripción... ¡Maestro!... ¿Cuándo vamos al chifita que queda por ahí?

Angel dijo...

Cómo que maestro? jajaja na que ver.
Lo del chifita tendrá que esperar a que mi economía se estabilize (ando medio escaso).

Anónimo dijo...

ola ta weno lo k escrbieronj ajjajencerio ia xao me virooo ajajjacuiense ajajja
















































































ociosos!









































xxxxxxxxaaaaaaaaaaaaaaaaaaooooooooooooooooooo

Anónimo dijo...

cualquiera se mandan!!