jueves, setiembre 20, 2007

Trahtemberg me da cefalea

Tengo un dolor de cabeza atroz. De esos que te hacen perder el equilibrio hasta estando sentado. De esos que provocan náuseas y terminas arrodillado frente al water escupiendo nada más que saliva. De esos que te tumban en cama hasta el día siguiente (previa revisada de correo y entrada en el blog).

No se la deseo a nadie (bueno, la verdad sí). Incluso he llegado a querer tener un hacha en mano para abrirme la cabeza en dos y, en el mejor de los casos, parir una Minerva.
Hace tanto que no me daba uno de estos.
En casa osaron culpar a mi bienamado café, los muy herejes. Pero hoy no he tenido a suerte probar ni una gota del oscuro néctar.
También consideraron que podía ser causada por el ajetreo de las últimas semanas, por las amanecidas, por el stress. Pero no. Hace ya algunos días que ando recontra relajado y nunca antes una amanecida (que he tenido demasiadas) me ha causado esto.
Es que hoy casi no has comido, dijeron. Pfffff. Fuera de que eso nunca ha sido un problema, es una afirmación errada pues hoy he tragado hasta decir basta.
Has estado caminando todo el día bajo el sol. Naa. Been there, done that.
¿Entonces?


León Trahtemberg, mamá. Hoy estuve en una conferencia de ese señor y me dió tanta cólera escucharlo que algo se me debe haber fundido allá adentro. Obviamente la intención de la conferencia no es negativa, no busca joder a nadie ni causarme dolores de cabeza, pero es que a veces se manda con cada cosa, con cada comentario. Ya se sabe que el tema del señor es la educación: sitio donde va, sitio donde raja (o "critica constructivamente") el alicaído sistema educativo peruano. Pero caray, su fórmula para sacarnos de pobres es algo que yo mismo vivo cada día y que he aprendido de modo natural, no es nada del otro mundo. Sólo que, como la gente se alucina con cualquier cosa que venga envuelta en un bonito paquete y les encantan las fórmulas simples que lo solucionan todo, terminan boquiabiertos ante una ponencia de éstas y acallando con palmas a cualquier voz de protesta (como alguna que se alzó por ahí), en favor de las rocas que este Cohelo de la pedagogía se soltaba.
Creo que después de mi libro de cuentos (Espectador invisible - presentación este 4 de octubre) sacaré uno en plan Quién se ha robado mi queso, Yo me he robado tu queso, DaVinci fue el primero que se robó el queso, etc. y lo titularé Trahtemberg, yo sí sé dónde queda Tailandia. Pronto en las mejores librerías.

4 comentarios:

Mamá de 2 dijo...

Ay, no aguanto a esa gente tampoco. Además, la idea de dejarme llamar "imbécil" (solapadamente, claro) desde un entablado, no sé, no me va, no me va...
Podemos escribir juntos ese libro que dices, aunque a mí se me da más por el indigenismo y los recursos naturales.
Te quiero, hijo mío. Nos vemos en mi presentación. Ya podrán los dioses hacerme pasar el colerón de mi vida o avergonzarme como nunca antes, siempre y cuando me den la visaaaaaaa!!!
Un abrazo.

Julio Carmona dijo...

Ángel, muy bueno tu blog. Entra al mío www.mesterdeobreria.blogspot.com Ahí he publicado un comentario a tu libro. Un abrazo.

Anónimo dijo...

saliva*

Angel dijo...

Whooops. Ya lo corrijo, gracias.